NOTA TRES. Las mansiones líquidas.

David Vélez

La fascinación por la nada. No he conocido a ningún creador/pensador que viaje más allá. Existe un vacío, un agujero lunar en los contornos del pensamiento -blanco absoluto, negro absoluto o del color elegido- que nos obliga al movimiento. Ese vacío conmovedor. Ese fascinante socavón cerebral que nos impulsa al movimiento. A dilapidar la pereza.

A ejecutar algo para sembrar el pánico. El pánico es la categoría vital del creador/pensador. Sin enfrentamiento al pánico, no se puede exponer nada. Un creador/pensador rellena su vacío e implosiona, creando la fascinación del misterio. Cuando el creador/pensador expone su obra, tras su vaciado intelectual, tras sostener su implosión oceánica, sucede lo ancestral, el mysterium tremendum et fascinans.

El arte narra la implosión y la lucha del creador/pensador pero se eleva a categoría estética cuando el mirador, el espectador, queda fascinado. Cuando el mirador queda sometido a aquel tremendo misterio que nos arraiga, que nos proporciona un verdadero sentido de la vida.

Aquí se da el proceso de desarrollo de humanidad, la exposición física -nacida de un creador/pensador- ofrecida a otro ser humano –un mirador-, que completa lo humano, para comprender más la existencia
de nuestro ser aquí.

Y en esto consiste el blog, en cómo un pensador/creador como yo, implosiono y ofrezco.

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